Rafael Yuste es neurobiólogo de origen español que vive en la ciudad de nueva york hace más de 30 años, en esta ciudad ejerce una profesión de catedrático en la Universidad de Columbia, e investiga los secretos mejor guardados del cerebro, de hecho, la revista NATURE considera a Yuste como uno de los científicos más influyentes del mundo, ya que sus ideas han atrapado incluso la atención del presidente Obama, que decidió apoyar económicamente la iniciativa BRAIN, un prototipo de investigación que pretende mapear el cerebro humano.
El proyecto BRAIN busca convertirse en un observatorio cerebral, una analogía de observatorio astronómico, donde universidades e institutos se pongan de acuerdo para crear instrumentos perfectos y luego compartirlos al mundo. Las instalaciones de la posible nodriza de BRAIN sería uno de los grandes laboratorios nacionales de energía de los Estados Unidos, que fueron en sus orígenes unos aceleradores de partículas y por cuestión de la guerra fría y el desinterés ha sido desfasado.
El mejor sitio estipulado seria el laboratorio nacional de Argonne en chicago, que cuenta con especialistas en el tratamiento de datos, con esto se lograría un empuje excepcional en dicha área, tal como lo fue el proyecto del genoma humano que por cierto tuvo como eje central los departamentos de energía. BRAIN nació luego de Brain Activity Map, una iniciativa de neurobiólogos radicada en 2011 pero que no planteó un observatorio del cerebro desde el inicio.
Sin importar la idea de gobierno venidero ya sea de Donald Trump o Hillary, la propuesta sigue en pie, las nuevas tecnologías no pueden estar de parte de partidos políticos, ellas llegan y sin importar quien este al mando, aunque el proyecto está en estado Beta ya se han podido determinar el funcionamiento del cerebro en algunos animales y la propuesta es llevarlo hasta los límites humanos.
De esta manera se puede entender los deseos de una persona epiléptica o cuadripléjica que se ve limitada. Con la inclusión de BRAIN se pretende provocar un cambio en la cultura y en la historia de la humanidad, no por el alcance del proyecto sino por los estudios avanzados en el órgano más complejo del cuerpo humano, al entender el cerebro se puede entender la humanidad, lo que probablemente cambiaría los prototipos de la educación, las leyes o la economía, mientras que ese momento llega los neurólogos seguirán investigando.
Con estos señalamientos se puede deducir que todo nuestro sistema social, educativo, económico y otros parámetros humanos podrían derrumbarse con solo descubrir los mapas del cerebro, tal vez esto constituirá el primer orden mundial con fundamentos lejanos a la violencia y a la desigualdad. Lee también: Rober Kegan, cambiar la mentalidad transforma el conocimiento.